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Ávila, Jueves Santo de 1540

La semilla de la Semana Santa de Ávila la plantaron hace 477 años los fundadores del Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, y los primeros siglos de historia de la Semana de Pasión abulense no se entienden sin esta cofradía. En el contexto de la Contrarreforma, cuando el Papado emitía bulas que concedían gracias extraordinarias a las asociaciones de fieles que celebrasen actos penitenciales durante el Viernes Santo, se reunieron, el 14 de marzo de 1540 en el entonces convento de San Francisco, aquellos pioneros que optaron por hacer estación de penitencia el llamado "Jueves de la Cena" en diferentes iglesias de la ciudad, algunas aún en pie (San Vicente, San Pedro y San Andrés) y otras desaparecidas (Ntra. Sra. del Carmen).

A partir de ese momento la Hermandad, de espíritu franciscano, fue ampliando su proyección hacia obras asistenciales y se centró en la atención a los condenados a muerte tanto en sus últimas horas como en su entierro.

 

La Vera Cruz sostuvo durante casi dos siglos las manifestaciones penitenciales de la Semana Santa junto con el Patronato de Ntra. Sra. de las Angustias (1547), que celebraba el Viernes Santo el acto del Descendimiento y la procesión del Santo Entierro. En 1751 se unió a los actos de culto público de la Semana Mayor la Cofradía del Resucitado con su procesión de la mañana de Pascua.

El Cristo de los Ajusticiados ante San Francisco, sede fundacional de la Vera Cruz

La Guerra de la Independencia y la Desamortización fueron duros golpes para la Semana Santa en el S. XIX. Las cofradías llegaron a perder gran parte de sus Imágenes y enseres, pero a pesar de las dificultades, la Semana Santa de Ávila siguió contando con actos en los días más señalados: Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección.

 

Ya en el siglo XX los desfiles penitenciales se fueron ampliando con la incorporación de nuevas hermandades. Desde el Barrio de Nicolás, al sur de la ciudad,  renació la Cofradía de la Virgen de las Angustias (1956); en el casco histórico se fundaron la Hermandad del Cristo de las Batallas (1952), la de Ntra. Sra. de la Esperanza (1954) y la Cofradía de Damas de la Soledad (1957); y en la zona norte arraigó la Archicofradía de Jesús de Medinaceli (1947).

Tras el Concilio Vaticano II las celebraciones entraron en crisis. Muchas procesiones desaparecieron y las hermandades quedaron sumidas en un profundo letargo a finales de los años 60 del siglo pasado. Sin embargo, a partir de 1987 resurgió con fuerza el interés por dar culto público a las Imágenes en los días Santos. Las cofradías de la Esperanza y Medinaceli volvieron a las calles en 1988, en 1990 se incorporó a la Semana Santa el Patronato de la Virgen de las Vacas (de gloria) con su Cristo de la Ilusión, y en 1993 hizo lo propio el Patronato de Ánimas con Santa María Magdalena, una corporación que data de 1511 pero que hasta entonces nunca había participado en las manifestaciones de fe en la calle.

Talla del Stmo. Cristo Resucitado (S. XVII) en la ermita del Pradillo

En el año 2000 se funda en el Convento de La Santa la Cofradía de los Afligidos (fotografía de la derecha), en 2005 se erige la Hermandad de la Estrella (parroquia del Inmaculado Corazón de María) y en 2011, bajo el patrocinio de la Universidad Católica de Ávila, queda constituída la Hermandad de los Estudiantes.

 

Son las tres últimas incorporaciones de una nómina de catorce hermandades, quince procesiones y más de 3.000 nazarenos que cada primavera dan testimonio en las calles de la fe, la tradición, la estética y los sentimientos que hacen de la abulense una Semana Santa única, arropada por un marco monumental difícil de superar. 

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