Monseñor García Burillo: "Junta y Cabildo podrían estudiar la Estación de Penitencia dentro de
La nieve aún corona las cumbres de la sierra mientras los prados del Valle Amblés verdean anunciando lo que está por llegar. Es la decimosexta primavera de Monseñor Jesús García Burillo al frente de la Diócesis de Ávila. Nacido en mayo de 1942 en Alfamén (Zaragoza), sabe que el final de su etapa como obispo está cercano, pero trabaja, gestiona, dirige, recibe, se entrega en definitiva, como si acabara de llegar. Estamos a las puertas de la semana más sagrada para la vida de los cristianos y "nuestro obispo Jesús" -como oímos a los sacerdotes en cada Misa que se oficia en la provincia- hace balance de su evolución en los últimos años sin dejar de mirar las posibilidades de futuro que se abren para las celebraciones penitenciales. Con afabilidad, disposición y el buen ánimo de siempre.
Pregunta: En estos quince años de episcopado en Ávila, ¿en qué percibe que ha cambiado o evolucionado la Semana Santa de la ciudad?
Respuesta: Ha evolucionado bastante puesto que social y públicamente tiene un reconocimiento de interés Internacional, de manera que el salto ha sido importante. Las cofradías, la Junta de Semana Santa y la sociedad en general se lo han tomado muy en serio y han tratado de que la manifestación de la Semana Santa corresponda a lo que la fe exige, es decir, una Semana Santa bellamente expresada en público. Lo que internamente significa la Semana Santa, el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, cuanto más bellamente, con mayor dignidad y mayor orden se pueda expresar hará mayor bien a la contemplación de la gente. Las manifestaciones públicas de la fe son un procedimiento de la evangelización que hace mucho bien y la acogida que tienen en Ávila es enorme, por parte de los abulenses pero también de quienes vienen a participar de los cultos y de las procesiones de Semana Santa.
P: En general, no quiero referirme a la de Ávila, ¿se puede decir que en la Semana Santa del S. XXI hay más fe, mera tradición o folclore?
R: Una procesión es una manifestación de un hecho religioso de extraordinaria profundidad como es el Misterio de Jesucristo, pero también tiene una representación pública que se manifiesta como podrían manifestarse otras meramente estéticas o artísticas. La cuestión es cómo la gente se acerca y percibe esto, puesto que no cabe duda que vivimos un tiempo en que parece que la fe flaquea un poco y hay capas de la sociedad donde la ausencia de Dios se hace patente. Yo creo que Ávila permanece en un nivel de fe, de creencia, de adhesión bastante alto aunque también está afectada por este proceso de secularización que se da en todas partes. Sí es posible que haya gente que se acerque a estas cosas exclusivamente por interés estético o artístico.
P: Su Excelencia conoce bien la realidad de las hermandades abulenses. De las tres patas que ha de tener una hermandad -cultos, formación y caridad-, ¿cojean de alguna?
R: (Ríe). Creo que las tres patas podrían crecer... hasta convertirlas en columnas. En estos años hemos procurado tomar conciencia de esa dimensión social y caritativa que debe tener toda asociación de fieles, y pienso que se ha encajado bastante. Ahora bien, en el campo del culto evidentemente los días de Semana Santa se viven con mucha intensidad, pero ¿qué pasa el resto del año? Y en el campo de la formación, mucho más, porque los cofrades, los cristianos que en algún sentido nos significamos por pertenecer a un movimiento, a una congregación o a una asociación de fieles necesitamos dar un testimonio de vida pública y yo no sé si a veces lo damos suficientemente. ¿Eso a qué se debe? No cabe duda de que si hubiera una formación más intensa, una conciencia más nítida de lo que significa ser cristiano, esto nos sería más fácil.
P: Las hermandades acometen mejoras de sus enseres. Se bordan mantos, se tallan Imágenes, se mejoran pasos, y hay sectores que las critican por un presunto derroche de recursos o una cierta ostentación. Por otro lado, sin embargo, imagineros, tallistas, bordadores y demás artistas y artesanos se ganan la vida con cada encargo que les llega...
R: Hay una tensión entre, por un lado, el deseo de muchos cofrades de que las Imágenes -y lo que rodea a la Semana Santa, especialmente a las procesiones y a las tallas, algunas, por cierto, bellísimas desde el punto de vista artístico o histórico- tengan el mayor realce, y, por otro, la necesidad de la austeridad que un cristiano en sus manifestaciones debe tener por principio y porque hay una realidad social. Debemos trabajar mucho por mantener el equilibrio entre la belleza, el arte, el deseo de que las Imágenes tengan el mayor esplendor y la necesidad de austeridad y de solidaridad. No siempre se consigue. Ese deseo por el amor a su Virgen o a su Cristo que lleva a algunos a derrochar esplendor y medios se puede comprender, pero debe tener sus límites, que son el criterio cristiano de la austeridad y la solidaridad.
P: ¿Es posible o viable que las hermandades hagan estación de penitencia ante el Santísimo Sacramento en el interior de la Catedral?
R: Este es un deseo que habría que estudiar con la Junta de Semana Santa y viendo los horarios y servicios de la Catedral. Yo desde el momento que llegué aquí acogí a todos los pasos en la Catedral y ese hecho mismo puede dificultar también que haya un momento con un espacio vacío para que las cofradías pasen. Es un asunto que Junta y Cabildo podrían estudiar, podría ser un tema interesante.
P: ¿Hay alguna Imagen de la Semana Santa abulense que a nuestro obispo le conmueva especialmente?
R: El Cristo de los Ajusticiados durante el Vía Crucis de la Madrugada del Viernes Santo. Voy tras Él todo el tiempo y me conmueve mucho.
P: ¿Esta será su última Semana Santa como obispo de Ávila?
R: Eso sólo lo conocen Nuestro Señor, Santa Teresa... y el Santo Padre (ríe), los demás no lo sabemos. Como sabes, durante el mes de mayo de 2017 presenté mi renuncia al cumplir la edad reglamentaria, y desde entonces estoy esperando que el Santo Padre nombre un sucesor, un sustituto para la Diócesis de Ávila. No sé si el hecho de que estemos celebrando el Año Jubilar Teresiano influirá en el Papa para que me deje terminarlo, de manera que yo estoy aquí, dispuesto a
escuchar al Santo Padre y cuando él diga haré las maletas en el menor tiempo posible para dejar la casa vacía.
P: ¿Qué sentimiento tiene ante esa posibilidad?
R: Estamos en las manos de Dios, y lo mismo que cuando Él nos pide que vengamos a hacernos cargo del servicio Pastoral de la Diócesis, que cuando nos pide que descansemos o que vayamos a otra parte, mi actitud es la misma, en el trabajo y en el descanso, en el servicio de un modo o de otro... Me figuro que cuando termine mi servicio aquí en Ávila seguiré teniendo facultades para hacer algo en la vida y trabajando pastoralmente al servicio del Pueblo de Dios, que es para lo que nos hemos hecho sacerdotes y para lo que el Señor nos confió el episcopado.
P: En una entrevista al arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo, señalaba que cuando le llegue el momento de presentar su renuncia al Papa quiere que el relevo se lo den rápido porque tiene la percepción de que ese período puede ser de un 'sí, pero no soy el arzobispo', que la gente se relaja y se toman las cosas de otra manera. ¿Usted lo está viviendo así?
R: Yo este momento puedo decir que lo vivo con toda intensidad, soy obispo con la misma energía hoy que el 23 de febrero de 2003, que es cuando entré. Cuando el Papa me diga que no tengo responsabilidad procuraré ese mismo día dejarlo todo, pero mientras tanto tengo plena responsabilidad sobre la Diócesis y no puedo pasar el tiempo como si no fuera el responsable o la vida de la Diócesis hubiera entrado en un paréntesis... No, la vida de los cristianos, de las parroquias, de los movimientos... todo funciona y el pastor no va a estar allí sentado contemplando cómo va pasando todo.
P: Cuando llegue el momento, ¿qué hará, permanecerá en Ávila o regresará a alguna otra tierra donde ha vivido?
R: Me gusta mucho Ávila, pero es una decisión que habré de tomar haciendo algunas consultas. La provincia es bellísima, la historia... yo me encuentro muy bien aquí con los abulenses, muy feliz.
P: Por último, y parafraseando al Papa Francisco, ¿la Iglesia de Ávila 'huele a oveja'?
R: Huele a oveja... ¡y a vaca y a sembrado en toda la parte de la Moraña! (risas). Los curas, y el obispo también, estamos mucho con la gente. Yo no sé si alguien podrá tener conciencia de sentirse selecto o superior, yo creo que no, que eso en la Iglesia de Ávila no se da. El Señor nos quiere para la gente, y la de Ávila es sencilla, humilde, trabajadora, constante... y la Iglesia es esa gente que ha sido bautizada y regenerada por Cristo para dar un testimonio de vida. Cuando hablamos de Iglesia no podemos hablar sólo del obispo o de los curas... es un reduccionismo que no existe, la Iglesia somos todos. La Iglesia está bien situada, tiene un compromiso social y de actitud fundamental de fe en el sentido espiritual, sobrenatural, que también tiene la vida humana.